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Foto del escritorClaudia Arancibia Cortés

La protección de las ballenas y sus migraciones: un desafío pendiente para Chile

Actualizado: 29 abr 2023




Las AMP [áreas marinas protegidas] correctamente administradas y fiscalizadas, se constituyen como un fuerte instrumento de gestión para la protección del océano y la rica biodiversidad que habita en el, donde la conservación de las ballenas y sus migraciones es un factor clave para conseguir tal objetivo. En este sentido, es fundamental reforzar la cooperación tanto a nivel local como regional entre los gobiernos junto a la participación activa de la sociedad civil, para salvaguardar la migración de las ballenas y mitigar las amenazas que enfrentan.


Recientemente, la organización World Wildlife Fund (WWF) publicó un informe denominado “Corredores Azules del Océano Pacífico Oriental, Oportunidades y Acciones para Proteger a las Ballenas Migratorias”, en el cual hace un llamado urgente a los gobiernos, las industrias, la ciencia, organizaciones civiles, locales y comunidades indígenas, a la acción coordinada desde un nivel local a internacional, para proteger las rutas migratorias de las ballenas a lo largo del Océano Pacífico Oriental, reconociendo el valor fundamental que estos cetáceos juegan para la conservación de la biodiversidad y la buena salud del océano, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático.


El corredor del Pacífico Oriental abarca desde el Estrecho de Bering, en Alaska, hasta la Península Antártica, y se constituye como una zona central para las migraciones utilizada por 12 de las 14 especies de grandes ballenas que habitan en el mundo. En dichas áreas, las ballenas realizan sus actividades de alimentación, reproducción, crianza, sociabilización y migración, actividades que se han visto severamente impactadas por actividades humanas, tales como los enredos con artes de pesca, colisiones con embarcaciones, contaminación química y acústica de las aguas, todo ello sumado a los efectos del cambio climático, que ha disminuido sustancialmente la disponibilidad de sus alimentos y ha alterado sus hábitats.


Entre las acciones puntuales establecidas para salvaguardar las rutas migratorias de las ballenas, se encuentra la implementación de redes conectadas de áreas marinas protegidas (AMP), colaborando así con el objetivo mundial de proteger o conservar al menos el 30% del océano para el año 2030. Esta medida permitirá contribuir a la conectividad ecológica a nivel regional, protegiendo hábitats críticos y las rutas migratorias de mamíferos marinos.


¿Qué ocurre en Chile?


En Chile se ha llevado a cabo una política nacional para la protección del océano a través de la creación de AMPs, gracias a la cual el 43% de la Zona Económica Exclusiva se encuentra dentro de alguna categoría de protección, es decir, aproximadamente 150 millones de hectáreas. Actualmente, en el país existen 21 AMP, entre parques y reservas marinas, además de las áreas marinas costeras protegidas para múltiples usos (AMCP-MU), cada una de las cuales contiene objetivos específicos de protección en sus respectivos decretos de creación, enfocados principalmente en la protección y conservación de la biodiversidad, así como en la protección de especies y poblaciones de mamíferos marinos, entre los que se encuentran las ballenas. Cabe recordar que Chile es catalogado como un país de ballenas, donde 9 de las 14 especies existentes en el mundo nadan por las costas nacionales a través de sus rutas migratorias, y la contribución nacional relativa a la creación de áreas marina protegidas nacionales ha sido muy reconocida y valorada a nivel internacional.


Entre las AMP existentes en Chile, se encuentra el Parque Marino Francisco Coloane, ubicado en la Región de Magallanes y creado mediante el Decreto N°276/2003 del Ministerio de Defensa Nacional. Entre sus objetivos destaca la preservación del área de alimentación de la ballena jorobada, así como la protección misma de la especie. Además, existe el Parque Marino Tictoc- Golfo Concorvado, ubicado en la Región de Los Lagos, creado recientemente mediante el Decreto N°20/2022 del Ministerio del Medio Ambiente, cuyos objetos de conservación son el grupo de los cetáceos compuesto principalmente por la ballena azul, ballena jorobada, ballenas Sei, el delfín chileno, entre otros, destacando además que en este lugar se ubican las principales fuentes de alimentación de la ballena azul. La creación de este parque marino justamente atiende a la problemática que enfrentan las ballenas por el fuerte tráfico marítimo acuicultor presente en la zona, quedando expuestas a graves impactos de colisiones con barcos.


A pesar de estos avances, es imperativo reconocer que los compromisos y obligaciones de protección del océano y la biodiversidad marina no acaban con la creación de estas áreas. Para lograr una protección y conservación efectiva, es fundamental la elaboración e implementación de los correspondientes planes de manejo, planes generales de administración y la realización de procedimientos de fiscalización en su interior, debiendo determinar, entre otros aspectos, el tipo de actividades económicas que puedan realizarse dentro de ellas, las que deben ser compatibles con cada uno de objetivos de protección que motivaron su creación.


En base a lo anterior, se ha constatado que en Chile existe un gran déficit de recursos económicos para la correcta administración, fiscalización y control de las AMP. En un informe de auditoría realizado por la Contraloría General de la República de 2018, se verificó que del total de 13 AMP analizadas, solo 3 de ellas contaban con Planes Generales de Administración, y los servicios públicos auditados señalaron como causa, la escasez de recursos económicos para elaborar e implementar estos planes. Al respecto, el Ministerio del Medio Ambiente ha señalado que, entre las brechas y desafíos para alcanzar las metas nacionales de biodiversidad, se encuentra la necesidad de aumento de presupuesto en la materia, el cual actualmente es insuficiente y está muy por debajo de economías similares en términos de crecimiento y expansión.


Frente a este complejo escenario, los servicios públicos competentes han avanzado en la elaboración de los planes faltantes. Sin embargo, el déficit de presupuesto continúa vigente. Ejemplo de ello es la Ley de Presupuesto correspondiente al año 2022, que para la gestión de AMP definió un presupuesto inferior a los 400 millones de pesos, dentro de los cuales se ubica el presupuesto asignado al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), el cual como organismo sectorial encargado de la fiscalización de parques y reservas marinas, solo contó con aproximadamente 1 millón de pesos para llevar a cabo estas funciones.


Un desafío pendiente


Las AMP correctamente administradas y fiscalizadas, se constituyen como un fuerte instrumento de gestión para la protección del océano y la rica biodiversidad que habita en el, donde la conservación de las ballenas y sus migraciones es un factor clave para conseguir tal objetivo. En este sentido, es fundamental reforzar la cooperación tanto a nivel local como regional entre los gobiernos junto a la participación activa de la sociedad civil, para salvaguardar la migración de las ballenas y mitigar las amenazas que enfrentan.


Ahora bien, para concretar de manera efectiva esta tarea de protección y conservación marina, es urgente que a nivel nacional se aborde y se solucione el déficit de presupuesto público con que cuentan los servicios encargados de la gestión y fiscalización de las áreas marinas protegidas. Actualmente se encuentra en trámite el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, un organismo público encargado de liderar la conservación de la biodiversidad en Chile, de unificar todas las áreas protegidas en un solo sistema, y un pilar importante corresponde precisamente a la dotación de recursos humanos y financieros adecuados para el cumplimiento de sus funciones.


En consecuencia, la tan esperada aprobación del proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el desarrollo de otras medidas de cooperación regional entre Estados en conjunto con la participación local, permitirá cubrir las brechas de financiamiento para las AMP del país, lo cual contribuirá tanto a la protección efectiva del océano como a la rica biodiversidad marina que habita en la región, donde las ballenas y sus rutas migratorias juegan un papel trascendental.



 

Claudia Arancibia Cortés



Abogada, Universidad Diego Portales. Postítulo en Derecho Minero, Universidad Finis Terrae. Entre 2020 y 2021 trabajó como consultora legal externa para el Programa de Biodiversidad Marina y Protección Costera de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA). Correo electrónico: arancibiac.claudia@gmail.com



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